
Desde el comienzo de los tiempos el ser humano ha descubierto que no había límites para la imaginación. ¿Que un electrodoméstico estaba diseñado para secar la ropa y nada más que la ropa? Bueno, pues allí estaba el hombre para probar a secar la mascota, el proyecto de pretecnología del niño o vete tú a saber qué otras ocurrencias.
Con el mundo de la tecnología no iba a ser menos, así que desde siempre (y con la inestimable ayuda de Youtube) hemos asistido a momentos en los que un intrépido ser probaba a sumergir su smartphone en el wáter (por si resistía), a doblar el dispositivo hasta límites insospechados o a enchufar un cargador en el agujero que no tocaba.
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