Investigadores de seguridad han descubierto una vulnerabilidad mayor en la propia raíz del protocolo HTTPS. El problema existe desde hace décadas y afecta aproximadamente al 36% de los sitios web que utilizan esta forma de comunicación supuestamente segura. Aprovechando esta vulnerabilidad, un atacante puede interceptar y modificar la información que se transfiere entre un sitio web y un navegador vulnerable y viceversa. De momento, tanto Safari para Mac e iOS como Chrome son vulnerables, así como casi cualquier dispositivo Android producido además de todos los navegadores para Linux.


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