Noticia Spideypool, o la vez que Deadpool se convirtió en Spider-Man (sin el permiso de nadie)

Spideypool, o la vez que Deadpool se convirtió en Spider-Man (sin el permiso de nadie)


Spider-Man y Deadpool. El mercenario bocazas y nuestro amigo y vecino de la Gran Manzana. Uno es el héroe neoyorquino por excelencia, cargado de responsabilidad y humor ligero; el otro, un alborotador irreverente capaz de romper la cuarta pared y convierte cada misión en un caos hilarante. Hay denominadores en común, que conste, como que ninguno de ellos cierra la boca ni debajo del agua. Dicho esto: ¿qué pasaría si uno se pusiera el traje del otro?


Las posibilidades son enormes y terriblemente jugosas en manos del guionista adecuado. Y pese a que Spider-Man tiene ciertos límites éticos que no traspasaría, sabemos perfectamente lo que Deadpool haría si fuese equipado con los lanzarredes originales y el auténtico traje arácnido para que todo vaya a juego. Incluso sin el permiso de Peter Parker. Entre otras cosas porque lo vimos entre las páginas del Deadpool Annual #2 hace más de diez años.

Un gran disfraz conlleva una gran responsabilidad​

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En Vida Extra
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Vaya por delante que ambos personajes han protagonizado varias historias en conjunto, pero la que nos propusieron el guionista Christopher Hastings y el dibujante Jacopo Camagni en Spideypool es máximo fanservice: el Camaleón, maestro del disfraz y enemigo clásico de Peter Parker, logra poner en aprietos al trepamuros. En medio del conflicto, Deadpool decide "echar una mano" y, fiel a su estilo, lo hace de la manera más inesperada: robando el traje de Spider-Man y haciéndose pasar por él.


El resultado es todo lo que los fans de cualquiera de los personajes desea ver: una mezcla de acción, comedia y sátira que juega con la identidad secreta de Peter y con la eterna pregunta de qué pasaría si alguien menos… ¿responsable?, se pusiera la máscara arácnida.

Publicado el 21 de mayo de 2014, Deadpool Annual #2 pertenece a la etapa en la que Marvel experimentaba con cruces inesperados y narrativas más ligeras. Deadpool todavía no había llegado a la gran pantalla, pero ya era un personaje consolidado, y Spider-Man seguía siendo el rostro más reconocible de la editorial.

Spideypool


Es más, el Camaleón representaba el villano perfecto para esta trama: un enemigo obsesionado con las identidades y las apariencias, enfrentado a dos héroes que, cada uno a su manera, juegan con la percepción del público. Un tercer eje perfecto para una trama que buscaba más explorar con ideas locas que darle una verdadera amenaza al mundo.


Siendo justos, la historia prácticamente parte con el piloto automático y arranca con el Camaleón atacando a Spider-Man y dejándolo fuera de combate. Deadpool, testigo de la situación, decide intervenir. En lugar de ayudar de manera convencional, se enfunda el traje arácnido (sin mirar el rostro que hay debajo) y se hace pasar el trepamuros. ¿Qué podría salir mal?

Spideypool, o cuando el chiste pesa más que la trama​


Lo que sigue es una trama sobre ruedas. Un festival de diálogos absurdos, metareferencias y combates en los que Deadpool improvisa más que lucha mientras Peter Parker duerme la mona. De este modo, el grueso de las páginas nos permiten ver cómo Wade Wilson resolvería la mayoría de trabajos del día a día de Spider-Man enfrentándolo a atracadores, experimentos fallidos, tipos con disfraces horteras y, como no, el villano de turno. Ante este caos el Camaleón, confundido por el comportamiento errático del "nuevo Spider-Man" y con la ayuda de un aliado inesperado, termina siendo vencido.

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Visto así podría parecer una trama simplona sostenida por una premisa divertida, y algo de eso hay. La otra realidad es que en este cómic se explora la fragilidad de la máscara de Spider-Man y cómo cualquiera podría aprovecharse de ella, pero también se nos da una nueva perspectiva de ambos personajes y, en el proceso, Deadpool refleja la percepción más superficial del trepamuros con movimientos exagerados y extra de ese metahumor que adoran los fans del mercenario bocazos.


Por supuesto, el otro gran activo del cómic nace del contraste de estilos: Deadpool aporta caos y humor negro, mientras que Spider-Man representa disciplina y responsabilidad. Por no hablar de montones de referencias a videojuegos o películas e incluso un amago falso del famoso sentido arácnido, el cual describe como "cosquillas en el cerebro". Llegado el momento, Wade Wilson se burlarse de la situación e incluso se dirige a los lectores rompiendo la cuarta pared. Insisto, puro fanservice.

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Si desconocías la historia de Spideypool es relativamente normal: no se busca enriquecer el universo Marvel, sino ofrecer un tipo de historia más ligera y divertida combinando acción clásica con humor irreverente. Ofreciendo una nueva mirada a la dinámica entre dos de los personajes más queridos de Marvel. Pero, incluso en esas, también invita a reflexionar sobre lo que significa ser un héroe… y sobre lo que ocurre cuando alguien como Deadpool decide ponerse la máscara. Un caos en el que lo único que no se atrevió a romper fue el código de los súper-colegas.


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La noticia Spideypool, o la vez que Deadpool se convirtió en Spider-Man (sin el permiso de nadie) fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .

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