
Sensacional, genuinamente emotiva y con esa clase de acción que define y se le debe exigir al cine de superhéroes. Superman, la película de James Gunn, retrata al mito nacido los cómics como ninguna otra superproducción cinematográfica. Toma un poquito, lo justo, del legado anterior del héroe en la gran pantalla -lo cual es inevitable- pero su mayor fortaleza es cómo acierta al escenificar la inquebrantable bondad y la genuina esencia del personaje. Tanto de la idolatrada leyenda con capa como del sencillo hijo de granjeros de Kansas. Trasladar esa esencia es menos común de lo que podría parecer, y es el denominador común de las mejores películas de superhéroes jamás rodadas. Y eso, y no otra cosa, es lo que realmente catapulta el filme de Gunn a ese Olimpo cinematográfico tan exclusivo.
El nuevo universo de DC liderado por James Gunn debuta de manera triunfal en la gran pantalla con el Hombre de Acero y, en el proceso, se asientan unos cimientos sólidos para todo aquello que está por venir. Porque tú y yo ya sabemos de sobra quién es Superman, pero el primer gran acierto del cineasta es recordar a todo el mundo qué es lo que debe ser. Qué clase de persona y de héroe es. Ya bien sea como el humilde y patoso de Clark Kent o como el legítimo campeón de la Tierra y la humanidad. Y, a efectos prácticos, también el héroe que necesitaba DC Studios. En más de un sentido.
La película Superman es puro entretenimiento, y pese a que se abrazan los muy necesarios tópicos de las historias cuyo motor -a grandes rasgos- es el retorcido plan del villano para acabar con el protagonista, nos topamos con que el director, guionista y mandamás de DC Studios esquiva con acierto la sensación de deja vu. Le ahorra al espectador ver por enésima vez la llegada del último hijo del planeta Krypton a la Tierra y, pese a que nos priva de ese primer cruce de miradas entre el humilde pueblerino de Smallville y la inalcanzable mejor reportera de la ciudad de Metrópolis, la química entre Superman (interpretado por David Corenswet) y Lois Lane (Rachel Brosnahan) traspasa la pantalla. Encandilará al fan de toda la vida y a quien viene de nuevas. Llegado el momento, les robará a ambos perfiles de espectador una merecida sonrisa.
¿Se puede arrancar todo un universo cinematográfico de superhéroes sin una historia de origen? Si somos justos, a James Gunn y su equipo le sobran los motivos para saltarse esa clase de protocolos en pleno 2025. En parte porque el icono de los cómics y el tipo que, pese a llevar los calzoncillos por fuera, ha fascinado a generaciones enteras apenas necesita presentaciones. Podemos asumir que tranquilamente que todo el mundo sabe que vuela y que es más fuerte que una locomotora. Pero eso no significa que, entre una escena y otra, se nos recuerden con extra de tino las dos debilidades más recurrentes de Superman: la exposición a la kryptonita y la pesada carga de tener que salvar a la humanidad... ¡hasta de nosotros mismos!
Elementos que mal planteados estallarían en sonados clichés. Por suerte, la película Superman de Gunn ha sabido acertar de pleno aferrándose a la esencia y las raíces del personaje apoyándose tanto en cómics esenciales del mejor legado de DC, como en lo que realmente se espera encontrar en una película de superhéroes. Esa clase de superproducción con más que justificadas pretensiones de ser un evento en sí mismo.
Y es entonces cuando toca despiezar lo logrado para resolver la gran pregunta: estamos ante otra película de esa Hollywood con tendencias reivindicativas, un filme encorsetado al tan distinguible estilo cinematográfico de James Gunn o una peli de Marvel con un personaje de DC. Pese a que hay al menos un poquito de cada cosa, en realidad el resultado es diferente.
Superman no es una peli de autor: es el mito del superhéroe llevado a la gran pantalla

Vaya por delante que el concepto de película de superhéroes no significa ceñirse a la archiconocida fórmula de Marvel Studios, la cual conoce muy bien tras dirigir la trilogía de Guardianes de la Galaxia, sino condensar las temáticas y emociones de los cómics americanos de editoriales muy concretas. Es un género en sí mismo como la fantasía o la ciencia ficción que, a todos los efectos, incluye ambas. Y eso juega siempre en favor de la película Superman.
De hecho, y refiriéndonos al formato de las pelis de Marvel, pese a que a lo largo del metraje se dejan hilos (algunos descarados y otros sutiles) que conducen a los siguientes proyectos de DC Studios, no esperes que sus escenas de post-créditos sean un aperitivo de lo que está por venir. Mi impresión, sin hablarte de lo que ocurre en ellas, es que Gunn parece haberlas colocado solo y exclusivamente para que quien desea permanecer en la butaca no se vaya con las manos vacías.
De modo que, a diferencia de otras producciones de superhéroes, nos encontramos con que Superman es una película que se siente completa y autoconclusiva y como una pieza dentro de un puzle mayor. Pese a que, si nos ponemos tiquismiquis, lo es al estar ante el gran ariete de DC Studios. La clave para lograrlo: el guión de la película es, a todos los efectos, está empapado en el amplio legado de más de 80 años de los cómics del Hombre de Acero. El clásico, el moderno y el de las historias publicadas fuera de la continuidad principal, pero que han enriquecido al personaje.
El libreto, escrito por el propio James Gunn, se apoya en temáticas propias de la Edad de Plata de los cómics en las que hay margen para luchas contra monstruos gigantes, aeronaves y hasta universos de bolsillo. Pero también es plenamente consciente de que tanto la acción en pantalla como el espectador pertenecen al presente. A una época en la que la información está polarizada, la gente se hace selfies de manera desmesurada y el Hombre de Acero ya no puede patearle el culo a dictadores autócratas de países inventados, esos obsesionados con el control mediático, sin repercusiones a escala internacional. Ese tipo de cosas que, por pura lógica, no encuentras en los cómics clásicos, pero definen el universo de este Superman.

Que no se me malinterprete: Superman no tiene lugar en un mundo real, sino en un universo en el que los superhéroes y supervillanos (los metahumanos, según la película) llevan siglos existiendo entre ellos y la tecnología ha avanzado lo suficiente como para que haya seres completamente hechos de nanotecnología y vehículos voladores. Es más, te interesará saber que James Gunn pone el foco en el personaje titular y su archienemigo Lex Luthor (interpretado de maravilla por Nicholas Hoult) pero deja margen para que casi todo el elenco se luzca, incluyendo esa clase de personajes que no venden tantas figuras de acción y encajan con esa visión del director de darles momentos estelares y bien planteados a los inadaptados, los raros y las ovejas negras.
De hecho, personajes como el travieso perro Krypto de Superman y el difícil de soportar pero fácil de reconocer Green Lantern llamado Guy Gardner aportan más matices y color al resultado. Hay humor, personajes extremadamente caricaturescos y situaciones que transcurren en segundo plano y no funcionan tan bien como la trama principal. No es una crítica, que conste, sino algo que define las diferencias entre la visión del director y otros proyectos como El Caballero Oscuro de Nolan o The Batman de Matt Reeves. Sin embargo, y esto es esencial, Superman es una película de Gunn, pero no otra película que sigue la estela del director de Los Guardianes de la Galaxia.
Cuanto cómic hay en el Superman de James Gunn (y su nuevo universo de DC)
A diferencia de la trilogía de rebeldes cósmicos de Marvel Studios o El Escuadrón Suicida, su primera incursión con la anterior DC Studios que el propio Gunn demolió, en Superman no hay escenas de acción rodadas al ritmo de una canción, aunque sus protagonistas hablan de la música que los define. Quizás, solo quizás, esa idea se quedó en la mesa de montaje o puede que jamás formase parte del plan. Sin embargo, lo que hay, y de sobra, es devoción por los grandes autores de el Hombre de Acero. James Gunn no solo ha aportado su experiencia como cineasta, sino que ha hecho debidamente las tareas con el personaje.

En la película Superman hay sonados reflejos a obras como el imprescindible Man of Steel de John Byrne (publicado en 1986) o se retiene el tono de All Star Superman de Grant Morrison. Lejos de lo que podría parecer, su guión no es una adaptación de estos cómics, sino que se empapa en sus mensajes y los traslada a un medio más visual. Más contundente y con diferentes herramientas a la hora de insuflar vida y verosimilitud a los personajes, los combates y, por supuesto, esos lugares del universo DC que hoy son tan emblemáticos como la sede del Daily Planet o la Fortaleza de la Soledad.
Dicho de otro modo: James Gunn no mentía cuando dijo que se inspiró en All Star Superman, pero su película, lejos de ser esa especie de homenaje a las 12 pruebas de Hércules dignas del Hombre del Mañana, nos presenta en sus primeros compases (aproximadamente los primeros diez minutos) todo lo que necesitas saber sobre este nuevo universo de DC Studios, luego nos ubica sobre en qué punto de su vida se encuentran tanto el poderoso Superman como el mucho más modesto reportero del Planet y, desde ahí, Gunn comparte el mismo objetivo que el cómic de Grant Morrison a la hora de explorar el conflicto de Clark Kent entre su herencia kryptoniana y su humanidad.
Y sí, hay detalles sensacionales integrados con sutileza en el metraje para todo el que viene directamente de All Star Superman o Las Cuatro estaciones con los que Gunn recompensa a todo el que se propone encontrarlos, y muchos planos son homenajes muy descarados a los dibujos, las portadas y las páginas de Frank Quitely o Tim Sale. Momentos especiales que, ya te adelanto, no te pienso robar si no has visto la película.
Pero sobre todo, hay un constante empeño por ofrecer un Superman fiel a la concepción universal del personaje. Algo que se manifiesta tanto en las abundantes secuencias de acción como en las que se dedican a retratar a Lois Lane, a Lex Luthor o al resto del elenco. Incluso cuando no todas las resoluciones a los conflictos planteados se plantean de manera heróica.

Porque Superman, la película de James Gunn, no pretende ser una obra de autor como lo fue la trilogía Christopher Nolan o el Joker de Todd Phillips, sino una película emocionante con la misma cantidad de acción que de corazón. Elementos absolutamente imprescindibles para hacer una buena película de Superman. Una que merece la pena ver y no solo por los combates, los efectos especiales o ese "je ne se quoi" que llamamos -de maneta acertada- diversión y entretenimiento palomitero, sino por ser una película que enriquece el mito del Hombre de Acero.
Y si la emblemática Superman: La Película de Christopher Reeve y Richard Donner lograron hacerte creer que un hombre podría volar (ese era su slogan en 1978) el Superman de David Corenswet y James Gunn, además, te hará volver a creer en el cine de superhéroes.
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La noticia Superman de James Gunn, la película que te hará volver a creer en el cine de superhéroes fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .
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