Noticia Tomonobu Itagaki, el samurái rebelde del videojuego japonés

Tomonobu Itagaki, el samurái rebelde del videojuego japonés



Tomonobu Itagaki fue un torbellino de convicción, estilo y, ¿por qué negarlo?, auténtica provocación. Ha sido un montón de cosas y más de la mitad eran verdad, pero sobre todo fue un genio. Títulos como Ninja Gaiden o las entregas iniciales de Dead or Alive dejaban claro que hacía lo que le daba la gana. Elevando el estándar de la dificultad y la emoción en cada partida, para deleite de sus fans. Su única restricción era la tecnología de su época. Y eso, en una industria que a menudo premia la diplomacia, lo políticamente correcto y el trabajo en equipo, era una temeridad. Pero es que cada juego que llevaba su firma era rompedor. ¿Un "enfant terrible" del videojuego nipón? Definitivamente este tío era algo más. Mucho más.

Nacido en Tokio en 1967, Itagaki redefinió el género de acción en los videojuegos. Se atrevía a llegar más lejos, ser más descarado y golpear más duro al jugador que cualquiera de las sagas con las que rivalizaba. Y lo que es mejor: su actitud y su completa sinceridad en cada entrevista siempre desafiaba las normas establecidas. Por eso, su pérdida en octubre de 2025, con apenas 58 años, deja un vacío difícil de llenar, pero también una historia digna de contarse.

Itagaki se unió a Tecmo en 1992 como programador gráfico. El primer juego en el que trabajó, lo creas o no, fue uno de fútbol y soñaba con ser un escritor, pero consideraba que no tenía el talento necesario para destacar en el mundo literario. Es más, él mismo llegó a decir que incluso podría haber sido un apostador profesional si su familia y su novia de entonces no se lo hubieran impedido.

Y, si te digo la verdad, no sabría decirte si iba en serio o lo decía para alimentar al personaje tras sus gafas. Al icono de los videojuegos y a ese rockstar de la industria del entretenimiento que siempre ha mostrado al ponerse delante de los micrófonos y las cámaras. Pero te confieso que me cuadra.

Tecmo, el Team Ninja original y el alzamiento de un ícono




El primer gran impacto de Tomonobu Itagaki llegó en el año 1996 con su recién fundado Team Ninja y el primer éxito: Dead or Alive, un juego de lucha que destacaba por su sistema de contras dinámico y por la belleza de sus personajes femeninos. Porque visto a ojos actuales aquellos gráficos no han envejecido nada bien, pero incluso en esas las físicas y su excelencia a los controles estaban a la vanguardia.

¿El título fue polémico? Era duro y atractivo a partes iguales, y lo más importante de todo: también fue exitoso. Lo suficiente para marcar el inicio de su reputación como creador audaz. De hecho, la grandeza más allá de la visión y el toque especial de Itagaki es que Dead or Alive fue un juego de lucha, pero podía haber sido perfectamente un título de automovilismo.

En aquel entonces, a Tecmo no le iba muy bien. Nuestro nombre era desconocido y nuestras finanzas eran bastante precarias. La dirección pidió un juego al estilo de Virtua Fighter, solo que mejor. El momento oportuno fue clave; Virtua Fighter se consideraba la cumbre de la excelencia en videojuegos en aquel entonces. Si Gran Turismo se hubiera lanzado por esas fechas, me habrían pedido que hiciera un juego al estilo de Gran Turismo.

¿Era necesario combinar la violencia y la sexualidad para ofrecer el "verdadero entretenimiento" que, juego a juego, definió el estilo de Itagaki? Bueno, lo cierto es que al Team Ninja le funcionaba muy bien. Pero también te puedo decir que la excelencia de sus propuestas siempre iba por delante. Si manera de no ser jamás condescendiente con los jugadores y siempre premiar su destreza en las partidas con pura acción, máximo espectáculo y personajes que se quedaban en la retina de quien sostenía los mandos.

Con las lecciones aprendidas, una visión clara y el poderío inalcanzable de Dreamcast, en el año 2000 Itagaki se puso a la vanguardia de los juegos de lucha con Dead or Alive 2. Un juego que en principio iba a ser exclusivo para las consolas de SEGA, pero que Tecmo decidió lanzar también en PS2. Casualidad, consecuencia o las dos cosas a la vez, a partir de ese punto el samurái rebelde del videojuego japonés se dedicará a producir muchos de los mejores juegos de Xbox.


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Itagaki, el samurái rebelde del videojuego japonés... hasta las últimas consecuencias​


En 2004, Itagaki resucitó la saga Ninja Gaiden para Xbox, transformándolo en un brutal hack and slash en entornos 3D que exigía a los jugadores una precisión quirúrgica a los controles y nervios de acero ante enemigos brutales.

La dificultad extrema del juego se convirtió en su sello, y con Ninja Gaiden Black y Ninja Gaiden 2, consolidó a Team Ninja como uno de los estudios más respetados del mundo. Con matices, casi podríamos decir que eran como los FromSoftware del cambio de milenio. Nada menos.

De hecho, tras el cambio de milenio la industria del videojuego japonés sufrió una enorme transformación que derivó en fusiones (Bandai Namco, Square Enix, etc.), una potente reestructura, y la caida de titanes del arcade y las consolas como la SEGA y SNK. Tecmo parecía haber encontrado el camino para recuperarse, e Itagaki tenía su propia teoría al respecto.

"Para recuperarnos, tenemos que cambiar el sistema educativo. Lo bueno de los japoneses es que son muy trabajadores y se conocen bien a sí mismos. Hoy en día, mucha gente aquí está olvidando estos conceptos básicos. La mayoría no se da cuenta de lo que es capaz y de lo que no. Esta situación está generando críticas por parte de los usuarios de videojuegos occidentales.
En tales circunstancias, sus mentes se cierran y su visión se estrecha cada vez más. Realmente creo que la forma en que se educa a los japoneses hoy en día es parte de esto. Muchos han perdido la confianza en sí mismos. En [Europa], el nivel de educación es muy alto. Nuestro sistema educativo no funciona muy bien. La mayoría de los desarrolladores de videojuegos no dirían esto, pero estoy dispuesto a decirlo simplemente porque me encantan los videojuegos y quiero ver que las cosas mejoren".

Y pese a que te podría dar declaraciones más explícitas de Itagaki, la clave de su éxito estaba en ser fiel a sí mismo y decir lo que pensaba sin apenas filtros. Como, por ejemplo, que estaría dispuesto a pagar por jugar a Virtua Fighter, pero ni cobrando jugaría a Tekken. Como apoyar a la emergente Xbox con brutales exclusivos en una época en la que PS2 dominaba el entretenimiento en sobremesas.


Dead Or Alive 3
Dead or Alive 3 era y sigue siendo una de las mejores excusas para tener una Xbox


La alianza del Team Ninja con Xbox le sentaba de maravilla a ambas. Dead or Alive 3 arropó el lanzamiento de la primera consola de Microsoft y hasta vimos al Jefe Maestro (técnicamente a la Suboficial de Segunda Clase Nicole-458 ) luchar en Dead or Alive 4. Y ojo, que siempre admitió que disfrutaba jugando a Halo con su hija. Porque Tomonobu Itagaki era muchas cosas a la vez y la mayoría eran ciertas, pero también siempre fue un tipo familiar.

Fiel a su carácter combativo, y tras una disputa legal por impago de bonificaciones, Itagaki dejó Tecmo en 2008. La salida fue pública y explosiva. Poco después fundó Valhalla Game Studios, desde donde lanzó Devil's Third, un experimento híbrido que mezclaba disparos y combate cuerpo a cuerpo. Aunque el juego no tuvo el impacto esperado, su ambición era clara: seguir creando sin ataduras.

Más que un creador: el símbolo de toda una era​


Itagaki no era el típico desarrollador japonés con expresiones respetuosas, amables y bonachonas: su una figura era reconocible e icónica. Su estilo era parte de su marca personal, con gafas de sol perpetuas, chaqueta de cuero, y una actitud que recordaba más a un rockstar que a alguien que se pasa la vida haciendo videojuegos. Un estilo que también asomaba en otros genios como Hideki Kamiya o su "rival" Katsuhiro Harada, el creador de Tekken.

Si filosofía era parte de su iconografía. Siempre valoro la honestidad y la puntualidad. En la mayoría de entrevistas concedidas se le preguntaba por qué hacía los juegos tan difíciles. Su respuesta era clara: "un juego debe respetar al jugador a través del reto". Y eso estaba presente en todas sus obras. Jugaba en su favor. Por eso, su ausencia en los nuevos juegos del Team Ninja también supuso una transformación para el equipo.


Wiiu Devilsthird 17
Devil's Third, el último juego de Tomonobu Itagaki lanzado en 2015

Tomonobu Itagaki no abandonó la industria del videojuego. En 2021 fundó Itagaki Games, con la intención de volver a la creación activa, disolviéndolo y reabriéndolo bajo un nombre prácticamente similar en 2024 con el propósito de lanzar un juego más en consolas y PCs. Y pese a que no logró terminar su obra, dejó un mensaje póstumo que conmocionó a la comunidad:

"Mi vida ha sido una serie de batallas. Seguí ganando. También causé muchos problemas. Estoy orgulloso de haber seguido mis creencias y de haber luchado hasta el final. No tengo remordimientos. Lo siento por no haber podido entregar una nueva obra a mis fans. Así son las cosas".

Itagaki sentó cátedra, fue provocador, y siempre ha sido el eterno defensor de la dificultad como forma de respeto al jugador. Un autor en el sentido más puro y alguien que imprimía su visión, su carácter y su filosofía en su legado. Una influencia que se extiende más allá de sus juegos. Y pese a que Ninja Gaiden 4 no cuenta con su participación, que sepamos, cada uno de sus aciertos nacen de la misma persona: Tomonobu Itagaki, el hombre que convirtió el desafío en los videojuegos en arte.


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La noticia Tomonobu Itagaki, el samurái rebelde del videojuego japonés fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .

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