
El riesgo en estado puro. En 2006, cuando nadie fuera de Cupertino sabía que existía el desarrollo del iPhone, un magnate japonés ya había comprometido 17.000 millones de dólares a su éxito. Sin referencias, sin garantías escritas, sin haber visto siquiera un prototipo. Así era Masayoshi Son.
"Masa", como se le conoce en los círculos financieros, ejecutó una jugada más que temeraria. Este hombre, que ya había perdido más del 90 % de su fortuna durante el crash de las punto com, decidió apostar una cifra estratosférica tras una simple conversación casual con Steve Jobs.
El encuentro bajo el cerezo: dos genios y un boceto
Todo comenzó en el verano de 2005, en los jardines de Larry Ellison, fundador de Oracle y ferviente admirador de la cultura japonesa. Su mansión en California, era una réplica de 70 millones de dólares de un palacio imperial japonés. Allí, bajo un cerezo, mientras otros hablaban sobre valoraciones bursátiles, Masa y Steve Jobs discutían sobre el futuro. Y ambos compartían una cualidad poco común, la capacidad de anticiparse al resto.
Masa llevaba tiempo buscando un producto revolucionario para su negocio de telecomunicaciones. Su sueño era conectar un operador de telefonía móvil con Yahoo Broadband, permitiendo a los consumidores japoneses acceder a datos, imágenes y mensajes en un único dispositivo digital.
En un momento de la conversación, Masa le mostró a Jobs su propio boceto: imaginaba un iPod con función telefónica y una gran pantalla. Jobs, con su característico desdén, lo desestimó de inmediato: "Masa, no me des tu dibujo de mierda. Tengo el mío propio". Masa vio algo en la mirada de Jobs, una chispa que confirmaba sus sospechas: Apple ya estaba trabajando en algo similar. Así que contraatacó: "Bueno, no necesito darte mi sucio pedazo de papel, pero cuando tengas tu producto, dámelo para Japón".

Según cuenta Masa, Jobs accedió en principio a dar a SoftBank derechos exclusivos para distribuir el nuevo dispositivo de Apple en Japón. "Bueno, Masa, estás loco", dijo Jobs. "No hemos hablado con nadie, pero tú viniste a verme primero. Te lo daré".
No hubo nada por escrito. No se discutió precio ni volumen. Solo un acuerdo basado en la confianza mutua y en la asunción de que Masa tendría la capacidad financiera para construir o adquirir un negocio de telefonía móvil. Porque en Japón hacía falta tener una empresa de telefonía para poder distribuir el iPhone. Aunque, recordemos, que todavía no sabía ni el nombre.

El 17 de marzo de 2006, Masa cerró un acuerdo de 17.000 millones de dólares para comprar Vodafone Japón. Era la mayor operación financiera realizada hasta la fecha en Asia. "Había una conexión profunda entre Masa y Steve Jobs", dice Ron Fisher, el hombre de SoftBank en EE. UU., quien asistió a varias reuniones entre los dos. "Jobs entendió que, cuando estás tratando de cambiar el comportamiento del consumidor en un lugar como Japón, necesitas un maverick".
Una apuesta que hizo historia
Apple lanzó su primer iPhone con tecnología 2G en Estados Unidos en el verano de 2007. El dispositivo era incompatible con las tecnologías más avanzadas utilizadas en Japón. Pero los gigantes de las telecomunicaciones japonesas veían a Apple principalmente como un diseñador y fabricante de ordenadores personales y reproductores de música. No podían imaginar que los estadounidenses produjeran un producto revolucionario en su sector.

Masa, en cambio, entendió que Steve Jobs estaba a punto de cambiar el mundo. El resto de operadoras del país operaban en una red de 2 GHz en las ciudades japonesas y los usuarios debían cambiar a una banda más fiable de 800 MHz en el campo. SoftBank operaba en un espectro único de 2,1 GHz a nivel nacional, que no requería cambios. El 4 de junio de 2008, Masa anunció triunfalmente que SoftBank vendería el iPhone en Japón, confirmando que había ganado la carrera a su competencia. Un mes después, SoftBank comenzó la distribución en Japón.

En Applesfera
La estrategia de Siri con Apple Intelligence no es nueva: en 2007, Jobs hizo lo mismo con el iPhone original y fue histórico
Para septiembre de 2011, cuando SoftBank perdió su exclusividad sobre el iPhone, su cuota de mercado había crecido al 23 %, desde el 17 % en el momento en que adquirió el negocio móvil de Vodafone. Durante tres años habían disribuido el iPhone en exclusiva. Gracias al iPhone, Masa estableció SoftBank Mobile como el operador número uno en Japón. Este fue el trampolín para su adquisición de una participación controladora en Sprint en 2013, que más tarde se fusionó con T-Mobile. Más adelante, compró ARM Holdings e intentó fusionarlo con Nvidia.

Hoy en día, su pasión es la inteligencia artificial general. Cuyo impacto, cree, superará al del microchip, internet y el teléfono móvil. "Tengo que estar en esta revolución", dijo en su última entrevista en Tokio. "Tengo que participar". En el verano de 2024, SoftBank invirtió 500 millones de dólares en OpenAI. Antes de eso, el Financial Times sugirió que Masa estaba listo para aportar 1.000 millones de dólares para desarrollar "el iPhone de la inteligencia artificial" en asociación con Sam Altman y Jony Ive. Y así es el hombre que se atrevió a confiar en Steve Jobs tres años antes de que el mundo supiera qué era un iPhone. ¿Volverá a tener tanta suerte?
Fuente | Wired
En Applesfera | Nuevo iPhone plegable - Todo lo que creemos saber sobre él
En Applesfera | Nuevos iPhone 17 - Todo lo que creemos saber sobre ellos
-
La noticia Un magnate japonés lo apostó todo al iPhone y cerró el trato del siglo. Fue un acuerdo privado con Jobs, pero tres años antes de que existiera el iPhone fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
Continúar leyendo...