
Cada uno tenemos unos géneros que nos encantan y con los que nos gusta pasar el rato, sin importar las horas que estemos a los mandos. En mi caso me apasionan los RPG, pero dentro de este grupo hay títulos de todo tipo, como los que llevan un ritmo más pausado, más enfocado al argumento, con combates por turnos, estratégicos y tampoco faltan los que están centrados en la acción. Dentro de estos últimos, nos encontramos los soulslike, que requieren una gran habilidad a los mandos para no morir infinidad de veces.
Los aficionados a este tipo de obras estarán contando los días que faltan para hacerse con Elden Ring: Nightreign, aunque hay otro juego que ha pasado un tanto desapercibido y puede acabar siendo para muchos una gran sorpresa, como es el caso de Blades of Fire. Se trata del trabajo más reciente que ha desarrollado el estudio madrileño MercurySteam y que llegará esta misma semana a todas las tiendas.
Con una amplia variedad de proyectos que han logrado presentar una calidad simplemente excelente, como ya vimos en la saga Castlevania: Lords of Shadow y más recientemente en Metroid Dread, esta vez ha querido apostar por un RPG de acción que nos transporta a un mundo de fantasía oscura que respira mucha personalidad, pero al mismo tiempo su exceso de ambición le ha jugado una mala pasada. Tras jugarlo a fondo, librar mil combates y haber muerto un buen puñado de veces por el camino, os voy a contar exactamente en el siguiente análisis qué tiene de especial esta trepidante aventura.
Viajando por un mundo de fantasía oscura para traer de vuelta el poder del acero
La trama del juego comienza de una manera tan de sopetón que durante los primeros compases te deja un poco con la sensación de que te has perdido algo o que el juego no te ha querido contar. Poco a poco va entrando más en detalles, sobre todo a medida que avanzas en la historia, lo que permite descubrir que en el pasado el mundo estaba liderado por unos seres descomunales conocidos como Los Forjadores, quienes pudieron dar vida al mundo gracias al poder del acero y unos martillos con unas capacidades especiales.
Este poder fue a parar a manos de los humanos y fueron los que se encargaron de potenciarlo para dominarlo todo durante miles de años. Así hasta llegar a un momento en el que una malvada reina ha lanzado un hechizo temible que ha convertido el acero en piedra para así tratar de hacerse con el control del mundo. Es ahí donde entra en escena Aran de Lira, nuestro valiente protagonista que esconde un gran misterio que se va revelando también con el paso del tiempo.
Por circunstancias del destino, que de nuevo suceden con una rapidez pasmosa, Aran se acaba consiguiendo uno de los poderosos martillos forjadores, los únicos que le permiten convertir todo lo que toca en acero y libre de la maldición de la reina. Así pues, su propósito es el de localizarla y acabar con ella para forjar un futuro más próspero. Además, no estará solo durante esta intensa travesía, ya que contará con la ayuda de Adso, quien le ofrece un apoyo de vital importancia durante todo el viaje.

Su papel se basa más en hacer de guía para contar a Aran todas las peculiaridades de este inmenso mundo tan repleto de peligros. Eso le llevará a analizar las situaciones en las que se vean envueltos, a ofrecer pinceladas más profundas del argumento a base de hablar con él y también será capaz de proporcionar toda la información que sea necesaria en los momentos cruciales. Incluso tiene la capacidad de leer textos antiguos para desvelar secretos que Aran no podría por su propia cuenta. Aun así, por muy indispensable que pueda resultar, en cualquier momento se le puede mandar a paseo.
Lo cierto es que tampoco he llegado a entender muy bien el motivo de esta función que ofrece el juego, pero existe la opción de invocar a Adso y hacer que desaparezca con tan solo pulsar un botón. Si hubiese que estar pendiente de él para que no le masacren los enemigos o se ocupara él mismo de acabar con ellos… pero no es el caso, así que la única explicación es porque puedes preferir recorrer el camino en solitario o no tener a alguien cerca que te pueda "molestar".
Sea como sea, no es el único aliado con el que se acaba topando Aran en esta aventura cuyo argumento es decentillo, sin llegar a ser su punto más fuerte. En cambio, la ambientación es magistral y eso sí que ha sido uno de los aspectos que más me ha conquistado al recorrer sus bosques, cavernas, montañas, poblados, castillos y otros mágicos lugares en los que salta a la vista que estás en un mundo de fantasía por cómo luce todo y por los seres tan extraños que habitan en él, como un escarabajo gigante en forma de casa.

La calidad gráfica del juego es realmente impresionante, así como el diseño, aspecto y animaciones de los personajes, enemigos y otras criaturas, en especial durante las secuencias que van desfilando. Por su parte, la banda sonora es también soberbia con unos épicos temazos que acompañan de fondo y otros que suenan en los momentos más tensos cuando toca librar una batalla, cambiando el ritmo por completo, mientras que los personajes cuentan con un buen conjunto de voces en inglés, con textos que han sido localizados al castellano.
A martillazo limpio para forjar las armas
Pasando a asuntos más importantes relacionados con su jugabilidad, Aran es un experto forjador de armas y eso mismo es lo que debe demostrar en todo momento de principio a fin, ya que constantemente deberá sacar a relucir su talento. Es más, es esencial dominar este arte porque es lo que influye en gran medida en la manera en la que se avanza por el juego, la dificultad y la experiencia en general que se acaba viviendo.
Por el escenario hay repartidos yunques que se pueden desbloquear y ejercen de medio de transporte para realizar viajes rápidos de uno a otro, pero también son los que sirven para adentrarse en una dimensión paralela, como es la de La Forja. En este lugar, al que es inevitable acabar acudiendo en infinidad de momentos durante la travesía, es donde se deben forjar nuevas armas para combatir a los enemigos, dado que estas no se obtienen en cofres o derrotando a los adversarios.

Una vez dentro de esta zona, el primer paso es el de determinar cómo será el arma que se quiere fabricar, para lo que es necesario seleccionar una entre las siete familias existentes, como por ejemplo espadas, lanzas, dagas o mazas. A su vez, estas mismas se dividen en otros tipos que se van desbloqueando a base de eliminar a las criaturas que las portan, de manera que debes liquidar a decenas de bestias de un tipo en concreto para aprender a fabricar su correspondiente arma, aunque para ello es necesario que Adso te acompañe para que lleve el susodicho registro.
Una vez que se tiene claro qué arma se quiere fabricar, es cuando entra en escena el auténtico proceso y un tanto enrevesado. Más que nada porque, dependiendo del tipo de arma, hay que seleccionar una amplia cantidad de detalles que harán que varíen sus estadísticas, como el daño que causan, su durabilidad, el tiempo necesario para bloquear, su alcance, el peso, etc. Eso mismo dependerá del tipo de materiales que se utilicen a cambio, como la madera, el acero y otra serie de artículos que potenciarán o disminuirán sus estadísticas.
Y es que no basta con seleccionar los materiales que puedan hacer que se vuelva más poderosa sin más, porque en el diseño también influye cómo puedes atacar con ella, si prefieres optar por algo con una punta más afilada o algo que cause estragos golpeando con su hoja. De hecho, otro motivo por el que hay que pensar detenidamente todas las decisiones se debe a que los recursos no abundan especialmente debido a la gran cantidad de materiales que hay que consumir durante el proceso.

Tras todos estos pasos, llega el momento más determinante, como es el proceso de verdad de fabricar el arma en sí. No es algo que suceda automáticamente, sino que son los propios jugadores los que, a base de martillazos, van dando forma al arma con una interfaz en la que hay que seleccionar qué zona se quiere golpear y en qué posición se quiere colocar el martillo, si recto, inclinado, de lado, etc. Lo malo es que el juego tampoco te explica demasiado bien cómo hacerlo correctamente y eso es algo terrible, dado que este proceso es el más fundamental que existe.
La pantalla se divide como en unas decenas de columnas que van disminuyendo o aumentando dependiendo de dónde o cómo se golpee cada zona del arma, teniendo que lograr que todas se queden cerca de una especie de línea que figura en la pantalla. Si se quedan muy pegadas a ella, entonces el resultado será idóneo, pero de lo contrario habrá problemas. Esto se debe a que realizar esta tarea adecuadamente servirá para obtener una mayor cantidad de reparaciones, mientras que el fallar estrepitosamente provocará que se pueda reparar menos veces, causando que se rompa más rápidamente y teniendo que fabricar más armas en su lugar.
Si no consumes los materiales más suculentos, las armas se rompen con una facilidad tremenda. Y esto mismo sucede en los combates, porque el utilizarlas de maneras que no son las correctas o golpearlas contra el entorno también provocará que la hoja se acabe mellando y su durabilidad y fuerza disminuya drásticamente. En resumidas cuentas, si a las armas las cuidas como es debido, te irá mejor. Sin embargo, precisamente en un juego en el que el forjar es tan determinante en tantos aspectos diferentes, se podría haber pulido o hacer más intuitiva esta mecánica y su interfaz.

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Combates a medio camino entre God of War y un soulslike
Entramos en otro terreno que también se podría decir que hay luces y sombras en él y todo por culpa de querer ser demasiado ambicioso. Como ya he señalado anteriormente, Blades of Fire es un soulslike en grandes rasgos, pero también hay otra serie de motivos por los que se podría considerar un aspirante a ser un sucesor espiritual de God of War Ragnarök por su elevado nivel de acción y la brutalidad que presentan los combates. Por desgracia, son dos tipos de juegos que, por su jugabilidad y propuestas, no encajan, y eso es lo que le perjudica severamente.
O te especializas en un tipo o en otro, pero el tratar de abarcar demasiado apostando por ambos terrenos es lo que provoca que acabes pecando de ser excesivamente ambicioso. En el caso de los soulslike, nos encontramos con que los yunques hacen la función de las típicas hogueras, provocando que los enemigos resurjan de las cenizas y tengas que lidiar con ellos cada vez que acudes a estos lugares para forjar armas y conseguir nuevas pociones indispensables para recuperar puntos de vida.

Otro aspecto por el que recuerda a las obras de FromSoftware es en su dificultad, por lo duros que son los enemigos y cómo son capaces de hacerte morder el polvo en un santiamén a la que te descuides lo más mínimo. Por lo tanto, esto conlleva que hay que estudiar bien todos los patrones de los monstruos y adversarios para descubrir la mejor manera de abordar estas peleas, sus puntos débiles y pensar la estrategia adecuada para salir adelante. Y si la lías parda… pues a volver al yunque y a luchar contra los mismos enemigos una vez más y a buscar el arma que llevabas en ese momento, porque el morir hará que Aran la deje tirada en el suelo.
Hasta ahí bien, porque son aspectos que buscan todos aquellos que adoran este género. El problema se encuentra en que, como he puntualizado, el juego trata de imitar los combates de los juegos protagonizados por Kratos al tener que lidiar contra numerosos grupos de enemigos al mismo tiempo. Y no hablo de tener que enfrentarte a tres o cuatro a la vez, sino a siete, ocho o incluso más enemigos simultáneamente que no se cortan ni un pelo a la hora de atacar a nuestro protagonista. Por lo tanto, no puedes aspirar a presentar una jugabilidad que sea más metódica y calculada y a su vez que quiera ser frenética y despiadada, porque al final lo que consigues es que sea demasiado caótica y desesperante.
Sobre todo porque en este juego el sistema de combate requiere estar muy pendiente de todo lo que está sucediendo en pantalla. Los botones de ataque corresponden a la dirección desde la que quieres golpear, como por ejemplo de arriba a abajo o de izquierda a derecha y no todas las armas son igual de excelentes en cualquier tipo de situación. Su efectividad depende de los materiales usados, su peso, su forma y otras decisiones que se han indicado anteriormente, así que no sirve de nada empuñar la que sea contra cualquier enemigo y jefes finales.

Estos son resistentes y débiles frente a un tipo de armas en particular, aunque también hay que prestar atención a sus aspectos y armaduras. Esto se debe a que atacar a algunos de frente provocará que los golpes les harán cosquillas, desde los laterales bloquearán los impactos y machacarles la cabeza les hará picadillo, de ahí que sea tan determinante pulsar unos botones u otros para atacar. A esto se suma el hecho de que, al apuntarles, aparecerá alrededor de ellos un aura de distintos colores para reflejar si los golpes serán más o menos efectivos.
Por si no fuera suficiente, también influye el estilo, porque algunas armas ofrecen diferentes manera de empuñarlas para atizar con giros, con ataques frontales u otros que aplasten. Esto afectará considerablemente al daño dependiendo de la situación y a su durabilidad, porque si usas las armas de la manera incorrecta o la que no es la más indicada en un combate en concreto, se romperá más rápidamente. Pese a que estos métodos de cambiar de arma y estilo son muy rápidos, tampoco es que el juego te ofrezca mucho margen para pensar qué hacer al apostar tanto por unos enfrentamientos de lo más bestias y con tantos enemigos por todas partes dando por saco.
En otro orden de cosas, como buen soulslike, tampoco falta la correspondiente barra de energía para que no puedas estar golpeando constantemente y te obligue a intentar protegerte de los impactos. Especialmente porque la única forma que existe de recuperarla es precisamente a base de establecer la posición de defensa para restaurarla del todo, aunque claro, en ocasiones te llegan golpes desde tantos lugares que de poco sirve protegerse, así que hay que recurrir a la esquiva a base de rodar, y a cámara lenta.
La opinión de VidaExtra

En definitiva, Blades of Fire es un juegazo en muchos aspectos y uno que sabe cómo atraparte, porque invita fácilmente a recorrer su mundo que te deja constantemente con ganas de avanzar por él y de librar un combate tras otro. Estos mismos resultan muy espectaculares y tremendamente impactantes cuando haces picadillo a los enemigos y ves cómo sus cabezas u otras partes del cuerpo salen disparadas con chorretones de sangre.
Eso sí, también hay que admitir que la jugabilidad no es perfecta y por querer abarcar demasiado se ha quedado un poco a medio gas en otra serie de aspectos que se podrían haber pulido más todavía, sobre todo el sistema de forjar armas y todo lo que viene que ver con él. Precisamente, este debería ser el que debería estar más optimizado e intuitivo para todo tipo de jugadores, ya que es excesivamente determinante para no pasarlas canutas si no se te da muy bien todo lo que tiene que ver con el proceso de fabricación.
Por suerte, el título dispone de varios niveles de dificultad para aquellos que busquen un reto en condiciones o no estén muy familiarizados con estos RPG de acción, lo que no quita que incluso en el nivel más bajo haya que andarse con cuidado y aprender a dominar todas las capacidades de Aran. Quizás Blades of Fire no acabe siendo uno de los juegos del año o de las mejores obras de MercurySteam, pero el rato que paséis a los mandos os resultará entretenido la mayor parte del tiempo y al menos eso es de agradecer.
Precio de Blades of Fire
La versión física de Blades of Fire la tenéis a la venta por 54,99 euros, mientras que la versión digital la podéis encontrar en PlayStation Store, en la tienda de Microsoft y en Epic Games Store para PC por 59,99 euros. Por otro lado, no hay que olvidar que existe una demo, por si queréis descargarla y así haceros una idea de los que os encontraréis.

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Duración de Blades of Fire
El simple hecho de pasaros el juego sin más os llevará alrededor de unas 40 horas, aunque la cantidad aumentará fácilmente a las 50 o 60 horas si sois de los que queréis descubrir todos los secretos que se ocultan por el escenario, obtener todos los desbloqueables y elementos para mejorar las capacidades de Aran.

Blades of Fire
Plataformas | PC, PS5 (versión analizada) y Xbox Series |
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Multijugador | No |
Desarrollador | MercurySteam |
Compañía | 505 Games |
Lanzamiento | 22 de mayo de 2025 |
Lo mejor
- Un mágico mundo que resulta un placer para la vista.
- Sus combates son espectaculares con una amplia variedad de armas.
- El sistema de forjar armas es muy completo y repleto de opciones...
Lo peor
- ... pero tiene aspectos muy poco intuitivos y enrevesados.
- No termina de decantarse por un género en concreto.
- Su trama podría haber aspirado a más.
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La noticia Un RPG de fantasía que quiere ser mucho más, pero se queda a medio camino. Análisis de Blades of Fire fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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