
Diseñar la interfaz de usuario de un sistema operativo es un trabajo arduo. Las compañías buscan una presentación que sea lo más sencilla posible, para que los usuarios no se agobien, pero que al mismo tiempo sea lo más completa e intuitiva posible.
La cosa es que si los diseñadores tuviesen que escuchar los deseos de cada uno de los usuarios, probablemente terminaríamos con miles de diseños de interfaz diferentes, algo que sería desastroso de cara a mostrar una imagen homogénea y reconocible del producto...
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