Tan solo queda poco más de dos meses para el lanzamiento de World of Warcraft: Midnight, la próxima expansión del MMORPG de Blizzard, aunque hasta que llegue ese momento hay que dar a los jugadores algún aliciente para que continúen entrando al juego para disfrutar de más actividades y aventuras. Eso mismo ha conllevado que se haya traído de vuelta uno de los mejores modos y más aclamados de toda su historia: la Hermandad de Camorristas.
Lo cierto es que se ha hecho de rogar una barbaridad, porque en sus cuatro primeras ediciones acompañó a cada nueva expansión que se publicaba, desde Mists of Pandaria. Sin embargo, esta vez ha habido que esperar seis años, desde Battle for Azeroth, para que el equipo se haya animado a traerlo de vuelta. Uno se podría imaginar que si ha tenido que llover tantísimo se debía a que los desarrolladores querían que su regreso fuera simplemente estelar, pero más bien ha supuesto un batacazo descomunal.
La finalidad de este modo de juego continúa siendo exactamente la misma. Se trata de un evento temporal puramente PvE en el que un jugador debe luchar en solitario contra un jefe final. El enfrentamiento transcurre en una arena de batalla que está situada en el túnel subterráneo de Ventormenta o en el coliseo que hay en Orgrimmar.
Además, la forma de participar es muy simple, dado que solo basta con completar una misión previa que se inicia en Dornogal. Ahí se encuentra la Camorrista cotorra, quien entrega la misión "¿Solo con invitación?", la que concede el acceso a estos recintos. Eso sí, en el caso de que ya participarais años atrás, no tendréis que completar este paso previo. Directamente os podéis desplazar a estos lugares para veros las caras contra un total de 28 jefes finales, cuatro por cada nivel de dificultad.
A medida que se va derrotando cada tanda, se va subiendo de rango, pero también aumenta considerablemente la dificultad. Si bien el hacer un daño decente y contar con un buen equipo en general son detalles fundamentales, lo más importante de todo es aprender bien las mecánicas y debilidades de estos poderosos enemigos, ya que es lo que más influye a la hora de hacerse con la victoria.
Algunos de estos encuentros hay que reconocer que son de lo más divertidos al tener que esquivar embestidas, derrotar a un jefe que se asemeja a Ash Ketchum, conectar unos robots para que ejecuten una cadena eléctrica y también hay momentos en los que es indispensable cortar hechizos para no sufrir estragos. En general, son mecánicas adaptadas para que una sola persona sea capaz de salir airoso de estas peleas que resultan bastante entretenidas.
Entonces, si todo mantiene la esencia que hizo tan especial a este evento hace unos cuantos años, ¿dónde está el problema? Pues resulta que se han recortado algunas características que lograban que acudir a este recinto fuera una visita obligatoria. Por ejemplo, ahora solo puedes combatir y nada más, de manera que se han eliminado el resto de tareas opcionales que se podían llevar a cabo.
Lo que tampoco he terminado de entender es el hecho de que ya no puedas apostar a favor o en contra del resto de jugadores. Y es que en estas arenas de batallas solo puede haber un combate al mismo tiempo, así que el resto de jugadores deben de permanecer de brazos cruzados hasta que les toque el turno, lo que a la larga resulta algo bastante tedioso y aburrido. Por un lado, te puede venir bien tomar notas de qué hacen los demás para entender qué debes o no debes hacer, pero el problema es que algunos de estos combates se pueden alargar hasta los dos minutos, momento en el que todo comienza a arder para calcinar al jugador.
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Dicho esto, si tienes por delante a cinco o seis jugadores, podrías quedarte esperando unos 10 minutos sin hacer nada más, porque tampoco te puedes alejar de este lugar. Al menos, cuando estaban las apuestas, en las que simplemente utilizabas monedas para canjearlas en este mismo lugar, había una excusa de peso para estar atento a lo que hacía el resto y se volvía más interactivo al tener que animarlos o desear que fallaran estrepitosamente.
Al final llegó un momento en el que me he conectado a horas en las que era probable que hubiera muy poca gente para poder luchar más rápidamente contra los jefes finales y no tener que estar ahí quieto y aburrido sin poder hacer nada. Asimismo, toda esta tarea tiene su recompensa, dado que al subir de rango puedes conseguir monturas, mascotas, transfiguraciones y hasta artículos para decorar las viviendas.
Se podría decir que estos elementos son los más relevantes y el mayor aliciente para participar en la nueva edición de la Hermandad de Camorristas. Una vez alcanzado el rango máximo, puedes adquirir cartas de desafío, lo que te plantea combates contra versiones de las ediciones anteriores por el simple hecho de conseguir algunos logros, pero nada más, aunque también hay que decir que algunos de ellos tienen su miga porque establecen retos adicionales, como que el suelo se quede cubierto de hielo, que salgas volando si te golean, que te vueltas gigante, etc.
En cualquier caso, la Hermandad de Camorristas de The War Within me ha parecido un tanto decepcionante. En dos o tres días conseguí todas las recompensas y ya no tengo ganas de volver a pasarme por este lugar, dejando claro que no todos los regresos se producen por la puerta grande y que no todas las ideas son ejecutadas perfectamente. Una lástima que después de tantos años la espera no haya merecido la pena, así que espero que Blizzard tome nota para la próxima ocasión y ofrezca más alicientes todavía para que este modo de juego vuelva a ser tan excelente como antaño.
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La noticia World of Warcraft por fin recupera la Hermandad de Camorristas, pero demuestra que no todos los regresos son por la puerta grande fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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