Siempre que entraba en una tienda de informática, los Mac eran los ordenadores que más llamaban mi atención. Aunque he de reconocer que también miraba de reojo los Sony VAIO. Además, recuerdo cuando patrocinaban Operación Triunfo en España y yo pensaba: "qué bonitos son…"
Al final, el camino me llevó por los Mac, pero los Sony VAIO fueron la competencia más directa que tuvo Apple, al menos en diseño. ¿Qué fue de ellos y por qué Steve Jobs quiso tener una relación tan estrecha con Sony? La historia de Sony VAIO merece ser contada.
Cuando Sony decidió reinventar el ordenador personal
En 1996, Sony volvía al mercado de los ordenadores con una idea en mente: no hacer un PC más del montón. El presidente Nobuyuki Idei sabía que o aportaban algo diferente o no tenía sentido fabricar ordenadores. Así nació VAIO, siglas de Video and Audio Integrated Operation. Él quería que fuese algo más que un portátil, que se convirtiese en un centro multimedia con capacidad de vídeo, sonido y creación digital integrada.
El logo mezclaba una onda analógica con los dígitos binarios 1 y 0, simbolizando la fusión entre lo analógico y lo digital. Los primeros modelos eran violetas, con chasis de magnesio y un diseño que rompía con todo lo que se había visto.
Los años en los que VAIO competía de tú a tú con el Mac
El portátil SuperSlim PCG-505 de 1997 fue un antes y un después: magnesio ultraligero, teclado completo, docking station para expandir sin perder portabilidad. Sony apostaba por tecnologías propias como FireWire, Memory Stick, grabación de TV en MPEG y hasta compatibilidad con MiniDisc.
Los VAIO se convirtieron en objeto de deseo: si el Mac era para creativos, el VAIO tenía ese toque ejecutivo y sobrio que seducía a diseñadores y profesionales. Eran caros, sí, pero representaban el portátil premium a la altura de los Mac.
Los años siguientes trajeron modelos que marcaron época. El VAIO Z se convirtió en la joya técnica de la marca, el rival más cercano de los MacBook Pro: chasis de fibra de carbono, pantalla Full HD, tarjeta gráfica dedicada y autonomía de siete horas. Sony lo definía como "la laptop sin concesiones".
Después llegó el VAIO X505 en 2004, un prodigio de ingeniería que pesaba solo 780 gramos y tenía menos de un centímetro de grosor. Aleaciones de titanio, fibra de carbono y acabados artesanales fabricados en Japón. Fue el precedente directo del diseño ultrafino que años después perfeccionaría el MacBook Air.
También estaba el VAIO P de 2009, quizá el más carismático: un microportátil panorámico de 8 pulgadas con teclado completo y acabados de lujo. Costaba casi 1.000 euros, mucho más que cualquier netbook, pero ofrecía una experiencia que ningún otro fabricante se atrevía a proponer. Fue el canto de cisne del espíritu experimental de Sony.
Jobs en Hawái: la propuesta que pudo cambiar Mac OS
En 2001, Steve Jobs jugaba al golf con ejecutivos de Sony en Hawái. En medio de la partida, Jobs sacó un Sony VAIO ejecutando Mac OS X. La propuesta era que los portátiles VAIO fueran los únicos no Apple autorizados con macOS. Jobs admiraba tanto el diseño y la precisión de Sony que estaba dispuesto a hacer una excepción, algo que jamás consideró con HP, Dell o cualquier otra marca. Para él, solo Sony estaba a la altura del Mac en construcción, materiales y visión de futuro.
Sony rechazó la oferta. Habían optimizado todo para Windows y temían perder recursos en una aventura incierta. Pero ese gesto de Jobs dejó claro que solo los japoneses de VAIO consiguieron ese respeto suyo.
El declive y Sony perdiendo el rumbo
A partir de 2008, todo empezó a torcerse. La crisis económica, la avalancha de smartphones y tablets, los precios inflados y la falta de un ecosistema propio debilitaron a VAIO. Apple se refugió en su universo iPhone, iPod y Mac. Sony quedó en tierra de nadie: sus portátiles costaban tanto o más que un MacBook, pero sin ese sistema operativo de ensueño. Los experimentos como el VAIO P de bolsillo o los híbridos desmontables no lograron remontar las ventas. Las luchas internas entre los equipos de PC, PlayStation, móviles y televisores terminaron de desgastar el proyecto.
En febrero de 2014, Sony vendió VAIO a Japan Industrial Partners. Fue el cierre simbólico de la era de los portátiles japoneses ultraaspiracionales. De los 5.000 empleados solo quedó la nostalgia y una marca que hoy sobrevive principalmente en Japón.
El legado: el único rival que estuvo a la altura
El Sony VAIO fue más que un portátil. Fue el único que Apple y Steve Jobs reconocieron como digno, estética y conceptualmente. Definió el portátil aspiracional, integró lo audiovisual como ningún otro y dejó escuela en diseño e ingeniería de materiales. Su gran pecado fue quedarse atrapado en precios prohibitivos sin poder construir su propio ecosistema, mientras el mundo tiraba hacia la nube, lo táctil y la movilidad.
Hoy pocos quedan con uno funcionando. Pero quien ha encendido un VAIO sabe que nunca hubo nada igual fuera de Apple. Por eso, Steve Jobs solo admiró un portátil ajeno en toda su vida profesional. Y ese fue el VAIO.
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La noticia Steve Jobs solo admiró un portátil fuera de Apple. La historia de los Sony VAIO: la única competencia real del Mac fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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